Tras la derrota en el Maracaná frente a Flamengo, Gustavo Costas no perdió el tiempo y delineó la estrategia para revertir el resultado en Avellaneda. El director técnico de Racing Club, lejos de quedarse en lamentos por el poderío futbolístico y económico del rival brasileño, lanzó una declaración que encendió la ilusión en la conferencia de prensa: «Vamos a llegar a Lima». La frase, cargada de simbolismo, remite a la mítica promesa de Reinaldo Carlos Merlo en 2001, cuando luego de un empate sin goles prometió a sus jugadores que serían campeones, un hecho que marcó a fuego la historia del club.

El contexto no es sencillo para la Academia. El gol en contra de Marcos Rojo dio una ventaja importante al conjunto carioca y, para colmo, el plantel sufrió la sensible baja de su capitán y figura, Santiago Sosa. El mediocampista se fracturó el maxilar y no podrá volver a jugar en lo que resta del 2025, descartándose incluso la alternativa de utilizar una máscara protectora por el riesgo para su salud ocular.

A pesar de los contratiempos, Costas tomó el ejemplo de sus referentes, como Alfio Basile, y apostó por trabajar el ánimo del plantel. Al día siguiente de la caída en Brasil, los jugadores se entrenaron en las playas de Copacabana, en un gesto simbólico para dejar atrás rápidamente la derrota. Desde las redes oficiales, el club fue claro: «Lo empezamos a dar vuelta hoy mismo». Esa mentalidad positiva es la que Costas quiere imprimirle a su equipo de cara a la revancha.

Con la final de la Copa Libertadores en el horizonte, el entrenador de Racing sabe que el sueño de volver a levantar el trofeo, algo que ocurrió por única vez en 1967, está más cerca que nunca. Han pasado 28 años desde la última vez que el club llegó a las semifinales, y Costas, quien entonces era apenas la mascota del recordado equipo de José, siente que esta es una oportunidad irrepetible.

El miércoles será el día clave. Para preparar el partido más importante del año, el plantel se concentrará dos días antes en el hotel Sheraton de Pilar, repitiendo una cábala que ya les dio resultado en otras instancias decisivas como la Sudamericana y la Recopa. Así, Costas intenta que sus dirigidos lleguen con la máxima concentración y motivación.

«Con el corazón y el alma, tratando de dar el cien por cien. Sabemos que son más que nosotros, pero faltan 90 o 95 minutos. Con eso vamos a competir, y con toda nuestra gente», repitió Costas ante los medios en Río de Janeiro, un mensaje que también transmite puertas adentro del vestuario.

En lo futbolístico, Racing llega con lo justo. Sosa será intervenido quirúrgicamente y está completamente descartado. Juan Nardoni, quien volvió a sumar minutos ante Flamengo luego de una lesión muscular, se perfila como titular. Facundo Mura, que arrastraba un traumatismo, podría regresar desde el inicio, aunque Gastón Martirena ocupó su lugar en Brasil. Otro que podría tener minutos es Gabriel Rojas, recién recuperado de una lesión en el bíceps femoral.

La incógnita pasa también por el esquema táctico: ¿apostará Costas nuevamente por una línea de tres en defensa como en el Maracaná, o volverá al tradicional sistema de cuatro defensores con laterales lanzados al ataque? Hay dudas además en el mediocampo, donde Tomás Conechny cumplió una función clave por la izquierda, y se especula con la inclusión de Luciano Vietto como posible enlace.

En su estadio, Racing suele mostrar una versión mucho más agresiva y profunda. La localía, el aliento de su gente y el convencimiento de un plantel que, pese a las adversidades físicas, busca hacer historia, serán las cartas que jugará Costas. A pocos días del encuentro decisivo, la Academia se aferra al sueño de llegar a Lima y volver a codearse con la gloria continental.