La tarde del jueves en el Polideportivo Víctor Nethol de La Plata se transformó en escenario de un escándalo sin precedentes para Gimnasia y Esgrima La Plata. Más de 1.100 socios se congregaron para una Asamblea General Ordinaria en la que la Comisión Directiva, liderada por Mariano Cowen, fue blanco de insultos y agresiones físicas, evidenciando el clima de malestar que atraviesa la institución.
El evento, que tenía como objetivo principal la aprobación del Balance, la Memoria y el Presupuesto para el próximo año, se vio rápidamente desbordado por las manifestaciones de descontento. Los ánimos comenzaron a caldearse con cánticos en contra de la actual dirigencia, exigiendo explicaciones por la situación del club y clamando por la salida de todos los miembros de la comisión.
A medida que las horas avanzaban, la tensión escaló hasta que, pasadas las 19, la Asamblea debió ser suspendida de manera momentánea. El motivo: un enfrentamiento físico entre socios que incluyó el lanzamiento de huevos, botellas y sillas hacia la mesa de la comisión directiva. La violencia obligó a Cowen y su equipo a abandonar el sector para resguardarse, mientras el descontento de los presentes se manifestaba de manera irrefrenable.
Entre los asistentes se encontraban varios de los candidatos que competirán en las elecciones de fines de noviembre. Carlos Anacleto, Edgardo Medina (Toto Pueblo), Daniel Onofri, Diego Patiño, Sebastián Gubia y Emanuel Di Loreto, participaron activamente en los debates. Anacleto fue claro al expresar que, aunque el balance reflejaba una gestión deficiente, desaprobarlo generaría un problema legal para la próxima administración. Por eso, propuso rechazar la Memoria, una moción que recibió el respaldo de otros candidatos como Gubia, quien exigió respuestas acerca del estado actual del club.
Tras el violento episodio, las distintas agrupaciones presentes lograron apaciguar los ánimos y se decretó un cuarto intermedio. Finalmente, se reanudó la Asamblea y se procedió a la votación: el balance fue aprobado por unanimidad, pero tanto la Memoria como el Presupuesto resultaron desaprobados, tal como habían sugerido algunos de los principales referentes opositores.
El desenlace de la jornada, sin embargo, no trajo calma. Al retirarse del recinto, la comisión directiva volvió a ser agredida con objetos arrojados por un sector de los socios, dejando en claro que la bronca y la desconfianza persisten en el club platense. La Asamblea terminó, pero la crisis institucional está lejos de resolverse, en vísperas de unas elecciones que prometen ser igual de agitadas.
El episodio dejó en evidencia la profunda fractura entre la dirigencia actual y un importante sector de la masa societaria, que reclama cambios urgentes y mayor transparencia. El saldo: una dirigencia herida, una asamblea marcada por la violencia y un club que enfrenta semanas decisivas para su futuro.

 
                                    
