La espera llegó a su fin: Gimnasia y Esgrima de Mendoza concretó uno de los ascensos más anhelados de su historia. Este sábado, en un estadio de Vicente López repleto, el equipo mendocino se impuso por penales a Deportivo Madryn tras igualar 1 a 1 en un duelo vibrante y se consagró campeón de la Primera Nacional, asegurando su regreso a la máxima categoría del fútbol argentino después de más de cuatro décadas.
La imagen de Víctor Antonio Legrotaglie, ídolo eterno del club fallecido el año pasado, estuvo presente en todo momento. Su rostro, convertido en estandarte de camisetas, bombos y estampitas, acompañó a los más de 10.000 hinchas que coparon las tribunas y celebraron hasta el éxtasis un logro largamente postergado. El «Víctor» fue emblema de aquel Gimnasia que, en 1970, debutó en el primero de los nueve Campeonatos Nacionales que disputó hasta 1984. Desde entonces, el regreso a Primera era una deuda pendiente.
El partido fue una verdadera final. Ambos equipos salieron a buscar el triunfo desde el inicio, cada uno fiel a su estilo: Gimnasia apostó a la paciencia, la circulación de pelota y el juego por las bandas, mientras que Deportivo Madryn mostró verticalidad y potencia con sus dos delanteros, Germán Rivero y Luis Silba. Las ocasiones de riesgo no abundaron en la primera parte, aunque cada equipo tuvo motivos para ilusionar a sus hinchas. Los mendocinos vieron anulados dos goles por manos, uno de Matías Muñoz y otro de Nicolás Servetto, en jugadas que incluso requirieron la intervención del VAR, una rareza en la categoría, que hasta ese momento no había utilizado esta tecnología en toda la temporada.
En la segunda mitad, la intensidad creció. El público vivió el partido como si se tratara de un choque de Primera División. A los 32 minutos, Deportivo Madryn se puso en ventaja con un certero cabezazo de Silba, tras un gran centro de Nazareno Solís. El delantero cordobés, que no había convertido en los últimos ocho partidos y que jugó en Gimnasia la temporada anterior, parecía darle el ascenso al conjunto chubutense.
Sin embargo, Gimnasia no se rindió. Bajo la dirección de Ariel Broggi, el equipo mendocino buscó el empate con ímpetu, aunque con cierta desprolijidad. Deportivo Madryn parecía tener controlado el resultado, pero en el tiempo agregado, un remate de Facundo Lencioni rebotó en la mano de Alejandro Gutiérrez. El árbitro Nicolás Ramírez sancionó penal, y el propio Lencioni no falló desde los doce pasos, llevando la definición al alargue.
La prórroga fue un despliegue de entrega y nervios. A pesar del cansancio y la lluvia, ambos equipos buscaron el gol que evitara la lotería de los penales. Gimnasia estuvo cerca con un cabezazo de Diego Mondino, pero el arquero Yair Bonnín respondió con solvencia. Sin más emociones, la final se decidió desde el punto penal.
En esa instancia, Gimnasia fue contundente y contó con la figura de César Rigamonti, quien atajó los disparos de Federico Recalde y Nicolás Mana, mientras que Diego Crego estrelló su remate en el travesaño. El festejo fue inmediato: la marea albinegra invadió el campo para celebrar el ansiado ascenso, que el año pasado se les había escapado en la final del Reducido ante San Martín de San Juan.
El regreso de Gimnasia de Mendoza a la elite del fútbol argentino es histórico. La próxima temporada podría tener a tres equipos mendocinos en Primera —algo que solo ocurrió en el Nacional de 1974— si Godoy Cruz y algún otro representante provincial logran mantenerse. En Vicente López, el Lobo volvió a rugir y escribió una página imborrable para el deporte mendocino y para todo el fútbol federal argentino.


