River Plate logró una victoria vital ante Racing que podría marcar un antes y un después en su presente futbolístico. El equipo dirigido por Marcelo Gallardo, que venía de sufrir duros golpes como la eliminación de la Copa Libertadores ante Palmeiras y la inesperada derrota frente a Riestra en el Monumental, encontró en Rosario un triunfo que va más allá de los tres puntos: representa una bocanada de aire fresco y un posible punto de inflexión para el plantel.

La semana previa al encuentro estuvo cargada de tensión y autocrítica en el complejo de Cardales. Tanto el cuerpo técnico como los jugadores sintieron el peso de los últimos resultados adversos, que habían puesto en duda la identidad futbolística del equipo. Según palabras del propio Gallardo, la clave fue afrontar el partido con mentalidad fuerte y resiliencia: «Venimos de algunos cachetazos, pero teníamos que levantarnos, aguantar el golpe y reponernos. Hoy había que jugar con esa mentalidad», expresó el entrenador tras el pitazo final.

En el Gigante de Arroyito, River se alejó de su estilo tradicional de posesión y dominio, y apostó por un juego más pragmático y aguerrido. Pese a tener menos del 40% de la tenencia del balón, el Millonario golpeó de entrada con un gol tempranero y se aferró a la mínima ventaja con carácter y presencia, dos atributos que le venían faltando en partidos anteriores. «Esta vez no nos ganaron de guapo. Nos plantamos y defendimos con actitud», destacó Gallardo, resaltando el valor emocional del triunfo.

El técnico de River también hizo hincapié en la importancia de no perder la confianza y de mantenerse enfocados, incluso en tiempos de adversidad. «No es falso positivismo: creo en el trabajo y en el convencimiento del rumbo. Hay que hacerse cargo y ser responsables para cambiar la situación», reflexionó el DT, convencido de que el liderazgo desde la calma interna es la clave para superar los momentos difíciles.

Las correcciones tácticas también jugaron su papel en la recuperación de River. Tras varios partidos en los que el equipo sufrió goles de pelota parada, Gallardo decidió cambiar la marca en zona por una defensa hombre a hombre. «Cuando algo no funciona, hay que cambiarlo. Es simple», explicó el entrenador. Además, tomó decisiones importantes en la formación: dejó en el banco a Paulo Díaz, le devolvió la titularidad a Facundo Colidio y apostó por un 4-3-3 con Maxi Salas como referente de área y Juanfer Quintero por la derecha.

Durante el transcurso del partido, Gallardo ajustó nuevamente el esquema al notar que Racing complicaba con pelotazos largos. Ingresó Portillo para reforzar la defensa y luego Nacho Fernández para equilibrar el mediocampo junto a Kevin Castaño y Giuliano Galoppo, resignando juego ofensivo pero asegurando mayor presencia en las segundas pelotas.

La administración emocional del plantel también fue clave. El entrenador relató la manera especial en que acompañaron a Maxi Salas en la previa, dándole espacio y confianza sin presionarlo. El esfuerzo dio fruto: Salas fue el héroe de la jornada, marcando el tanto decisivo. «Tratamos de no invadirlo ni llenarlo de cosas, que lo tome como un partido más», contó Gallardo sobre la preparación del delantero.

La victoria ante Racing remite a otros momentos bisagra de la era Gallardo, como la obtención de la Supercopa Argentina frente a Boca en 2018, que también llegó tras una crisis futbolística. Aunque el contexto es diferente, River necesitaba una muestra de carácter para reconstruir su orgullo herido. El equipo lo logró, y ahora la pregunta es si este triunfo será el impulso definitivo para recuperar la identidad y encarar el futuro con renovadas energías.