La visita de River Plate al estadio José Fierro de Tucumán no arrojó los resultados esperados para Marcelo Gallardo, quien apostó por un equipo alternativo con vistas al crucial enfrentamiento ante Palmeiras en Brasil. El plantel, conformado en gran medida por jugadores que buscan un lugar en el once titular, no logró convencer ni al cuerpo técnico ni a los hinchas, generando más interrogantes que certezas.

El principal foco de atención estuvo en la delantera, con Facundo Colidio y Miguel Borja como candidatos a reemplazar al lesionado Sebastián Driussi. Sin embargo, ninguno de los dos logró destacarse lo suficiente para asegurarse un lugar en el partido decisivo en San Pablo. Colidio mostró disposición y entrega, aunque sin la eficacia necesaria, mientras que Borja tuvo una actuación para el olvido, evidenciando una falta de energía que, según allegados, comienza a impacientar a Gallardo.

En el mediocampo, Juan Fernando Quintero fue uno de los más participativos, registrando 61 intervenciones y una alta precisión en los pases. No obstante, su aporte se vio limitado por su posición demasiado retrasada y una ejecución deficiente en las pelotas paradas, lo que le restó peso ofensivo al equipo. Por su parte, Matías Galarza Fonda vivió una noche complicada: aunque tuvo dos oportunidades claras de gol, cometió errores graves, incluida una pérdida de balón en la mitad de la cancha que derivó en el penal sancionado a Sebastián Boselli. Galarza fue rápidamente reemplazado tras ese fallo, y su estadística final —con 15 pérdidas de 34 toques— encendió las alarmas en el cuerpo técnico.

Entre las pocas notas positivas, se destacó el ingreso de Giuliano Galoppo. El ex Banfield, que no había estado presente en el partido de ida por suspensión, fue uno de los pocos jugadores que supo aprovechar su oportunidad y dejó una buena impresión en la calurosa noche tucumana.

En la defensa, Lautaro Rivero cumplió con un rendimiento aceptable y, tras el partido, reconoció la desconcentración del equipo en los minutos iniciales. «Sabíamos lo que podía pasar en los primeros minutos y entramos desconcentrados. Vinimos con muchos chicos, pero no es excusa. Tenemos que estar preparados», señaló el zaguero, quien además comentó que terminó el partido con una pequeña sobrecarga física, aunque aclaró que no reviste gravedad.

Al término del encuentro, Marcelo Gallardo se mostró autocrítico y reconoció que ni a nivel individual ni colectivo el equipo estuvo a la altura. «Era un partido incómodo, pero también nos servía para evaluar alternativas de cara al miércoles. No estuvimos bien. Otra vez sufrimos un gol temprano. Se hace difícil sacar buenas conclusiones en la noche de hoy», expresó el entrenador.

El foco, no obstante, ya está puesto en el trascendental duelo ante Palmeiras. Gallardo fue claro en la conferencia de prensa: «Un buen partido nuestro nos va a dar posibilidades en la serie. No sé si tenemos que hacer un juego perfecto. Hay solo un gol de diferencia. Tenemos que pensar que es posible. Vamos a jugar con la determinación que tiene que ser. Sabemos que va a ser duro, pero no imposible». El técnico también resaltó la importancia de la preparación mental y llamó a sus jugadores a «no dejarse bloquear» por la magnitud del desafío. «El partido contra Palmeiras es una gran oportunidad. No debe ser algo que nos genere presión. Tenemos que ser más determinantes en lo que generemos y tomar recaudos porque ellos son peligrosos», concluyó.

Con estas declaraciones, Gallardo dejó en claro que, más allá del rendimiento irregular en Tucumán, River afrontará su próximo compromiso internacional con la ambición y el trabajo mental que caracterizan a su ciclo. El desafío es grande, pero la confianza en revertir la serie permanece intacta en Núñez.