El deporte de alto rendimiento en Argentina atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia reciente. La falta de apoyo institucional y la merma en el presupuesto han desencadenado una crisis que se extiende desde hace años y que, en los últimos tiempos, se ha vuelto insostenible. En apenas dos años, más de 30 entrenadores de selecciones nacionales han emigrado a países vecinos como Chile y Paraguay, en busca de mejores oportunidades y condiciones. A este éxodo se suman numerosos atletas que, ante la imposibilidad de satisfacer sus necesidades básicas, han abandonado la competencia profesional.
En las oficinas del CeNARD, donde conviven la Subsecretaría de Deportes y el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), la preocupación es palpable. Sin embargo, un grupo de legisladores y figuras deportivas se ha propuesto revertir la situación y devolverle al ENARD la autonomía y los recursos que alguna vez lo convirtieron en un motor esencial para el deporte argentino.
El auge y la caída del ENARD
Creado por ley en 2009 y puesto en marcha en 2010, el ENARD se constituyó como un organismo público no estatal y autárquico, con la misión de financiar el desarrollo del alto rendimiento deportivo. Su principal fuente de recursos era sencilla pero efectiva: un recargo del 1% sobre la facturación de la telefonía móvil, en un contexto en el que el uso de celulares era casi universal en el país. Este mecanismo permitió al ENARD impulsar una etapa dorada en el deporte nacional, gestionando fondos de manera ágil y eficiente.
Sin embargo, en 2017, el gobierno de Mauricio Macri eliminó ese artículo mediante una reforma tributaria, suprimiendo el financiamiento genuino y la autonomía del organismo. Desde entonces, el ENARD depende exclusivamente del presupuesto nacional, una partida que se ha visto severamente afectada por la devaluación y la falta de actualización. Actualmente, el organismo cuenta con apenas 14 millones de dólares, muy lejos de los 59 millones que habría tenido si se hubiera mantenido el viejo esquema. Para comparar, Brasil destina 800 millones de dólares al alto rendimiento, Colombia 200 y Chile 100.
Un nuevo intento por recuperar el financiamiento perdido
La gravedad de la situación motivó a cuatro diputados a presentar tres proyectos de ley con el objetivo de restablecer el aporte del 1%. Los bonaerenses Rogelio Iparraguirre y Victoria Tolosa Paz (Unión por la Patria) trabajaron en una propuesta con enfoque federal, mientras que el sanjuanino Jorge Chica (Unión por la Patria) y el cordobés Héctor Baldassi (PRO) elaboraron otras iniciativas, estas dos últimas con el respaldo directo del Comité Olímpico Argentino y destacados atletas como Paula Pareto, Sebastián Crismanich y Juan Curuchet.
Finalmente, los proyectos se unificaron en un solo texto, que ya obtuvo dictamen favorable en las comisiones de Deportes y de Comunicaciones e Informática. Falta el visto bueno de la comisión de Presupuesto y Hacienda, pero se prevé que el 14 de octubre se trate en el recinto. Aunque algunos temen un posible veto presidencial, desde el COA señalan que el Congreso podría insistir y aprobar la ley por mayoría calificada.
Un modelo superador y más inclusivo
El nuevo proyecto amplía la base del 1% de recargo, que ya no recaería solo sobre la telefonía móvil, sino sobre la facturación total neta de todas las empresas de servicios TIC, incluyendo Internet y redes sociales. Se estima que, de aprobarse, el ENARD podría recuperar un presupuesto cercano a los 100 millones de dólares. Además, el 40% de los fondos se destinarían a la creación de un Consejo Federal para el Alto Rendimiento Deportivo, con el objetivo de promover el desarrollo en todas las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, favoreciendo la llegada de más atletas a la élite.
La iniciativa cuenta con el apoyo de empresas del sector, que han sido invitadas a participar y aportar propuestas, según relató Tolosa Paz. El objetivo es alcanzar un equilibrio que no genere un costo fiscal adicional para el Estado y que permita que el aporte provenga de los usuarios, como en el esquema original.
En medio de la incertidumbre, la dirigencia deportiva recupera el optimismo. El regreso a un modelo de financiamiento genuino y autónomo es visto como la única salida para evitar el colapso definitivo y devolverle al deporte argentino el prestigio y la competitividad que supo tener en la última década.


