En las próximas horas, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) podría anunciar una decisión largamente esperada por el sector financiero: la flexibilización de las reglas que restringen el acceso de los bancos a los pesos. Esta medida, que se gestó durante la previa electoral para contener la presión cambiaria y frenar la suba del dólar, había dejado al sistema financiero con una notable escasez de liquidez y tasas de interés históricamente elevadas.
Según fuentes consultadas, la expectativa dentro de los bancos es alta ante la inminente reunión del directorio del BCRA. El sector bancario viene advirtiendo que la rigidez actual complica el flujo de dinero y encarece el crédito, afectando el funcionamiento cotidiano y las perspectivas de reactivación económica.
El origen de este escenario se remonta a agosto, cuando el BCRA, bajo la presidencia de Santiago Bausili, elevó la proporción de los depósitos inmovilizados —los llamados encajes— a un promedio del 53,3%. Además, modificó la metodología de cálculo: los bancos, en vez de computar sus encajes sobre un promedio mensual, debieron empezar a hacerlo diariamente. Esta exigencia, una de las más criticadas por las entidades financieras, restringió aún más la liquidez disponible y complicó la operatoria diaria.
En las últimas semanas, sin embargo, comenzaron a aparecer señales de un cambio de rumbo. En la reciente licitación de deuda del Tesoro, el Gobierno permitió que solo el 57% de los vencimientos fueran renovados, liberando cerca de 5 billones de pesos al mercado. Esta decisión fue interpretada por los analistas como un primer paso hacia una reducción sostenida de las tasas de interés, que ahora podrían estabilizarse en un rango de 30% a 40% anual.
La presentación realizada en Washington por el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, ante inversores internacionales, aportó más pistas sobre la orientación futura de la política monetaria. Werning describió cómo la demanda de pesos se desplomó antes de los comicios y anticipó que, a medida que la economía muestre signos de reactivación, el Banco Central podría iniciar compras de reservas el próximo año sin necesidad de absorber el excedente de liquidez como hasta ahora.
El nuevo enfoque del BCRA apunta a reinyectar pesos en la economía, considerando que el mecanismo de absorber dinero a través de la deuda del sector público ha llegado a su límite. Según el economista Federico Filippini, la recuperación del crédito resulta fundamental para impulsar el crecimiento, y para eso se requiere una política de encajes menos restrictiva, especialmente si se aspira a que los bancos vuelvan a desempeñar un rol activo en la financiación de empresas y familias.
En este contexto, el ingreso de dólares a través de nueva deuda externa, facilitado por la caída del riesgo país, podría permitir al Gobierno obtener reservas sin necesidad de mantener la actual presión sobre la liquidez. Esto, a su vez, habilitaría un entorno más favorable para la baja de tasas y el relanzamiento del crédito bancario.
La reunión del directorio del BCRA será clave para definir el alcance de los cambios: se espera que se revierta el cómputo diario de encajes y se vuelva al esquema mensual, una de las principales demandas de los bancos. De confirmarse, la medida marcará el principio de una etapa en la que el sistema financiero recupere margen de maniobra y el crédito vuelva a ser motor del crecimiento económico.
El mercado espera que este giro reactive la actividad, con los bancos en el centro de la estrategia. Los analistas de Morgan Stanley, por caso, ya apuestan a que el sector bancario será uno de los grandes ganadores en el corto plazo, con potencial de crecimiento significativo tras meses de restricciones y tasas por las nubes.


