El Ballet Contemporáneo del San Martín, bajo la codirección de Andrea Chinetti y Diego Poblete, se consolida como una de las compañías de danza más destacadas del país. En la emblemática sala Martín Coronado, y con funciones hasta el 16 de noviembre, el grupo presenta un programa doble que combina el reestreno de «El eco de las manos», de Nicolás Berrueta, y el estreno de «Cromático», creación de Elizabeth de Chapeaurouge. Dos propuestas que ponen a prueba la versatilidad y el alto nivel técnico de los bailarines, reafirmando su lugar entre las mejores agrupaciones contemporáneas internacionales.

Un repertorio desafiante y diverso

La temporada actual del Ballet del San Martín refleja una exigencia poco frecuente: dominar estilos tan disímiles como el hip-hop, la acrobacia, recursos actorales, atmósferas poéticas y el vocabulario de la danza-jazz. Este abanico de lenguajes escénicos revela la capacidad de la compañía para adaptarse a los desafíos que plantean los diferentes coreógrafos. La ductilidad interpretativa y el compromiso con cada obra se convierten en los sellos distintivos del elenco.

«El eco de las manos»: emociones en movimiento

La pieza de Nicolás Berrueta, que vuelve al escenario tras su estreno en el Teatro Regio, se presenta como una creación cargada de sensibilidad. Con la colaboración de Claudio Martini en el guion y la música, la obra se adentra en la posibilidad de narrar sin personajes definidos ni argumento tradicional, utilizando el lenguaje silencioso de la danza.

Desde el inicio, un grupo de bailarines se desplaza en la penumbra mientras una figura masculina cobra centralidad avanzando hacia el proscenio. A lo largo de la representación, la identidad y los vínculos de este personaje con el resto permanecen en el misterio, invitando al público a conectar con la resonancia emocional que despierta la obra, más allá de cualquier relato explícito.

Berrueta se inspiró en la idea de cómo los caminos de las personas pueden transformarse a partir de un simple contacto físico o emocional. «A veces la vida nos acaricia, otras nos sacude; nuestros cuerpos y emociones pueden abrirse o cerrarse», anticipó el coreógrafo, sintetizando la esencia de la pieza.

«Cromático»: la energía de los colores sobre el escenario

La segunda propuesta, «Cromático», lleva la firma de Elizabeth de Chapeaurouge, quien ya ha dejado su huella en la compañía con otras creaciones. En esta ocasión, la coreógrafa toma la escala cromática como punto de partida para explorar cómo los colores pueden provocar estados de ánimo y desencadenar situaciones dramáticas.

La obra se inicia con una fiesta entre amigos y avanza a través de seis escenas, donde los tonos del vestuario reflejan distintas emociones. Un personaje vestido de negro irrumpe en la armonía, mientras que el gris encarna las cenizas y las miserias ocultas de los participantes. El blanco, símbolo de pureza y origen de todos los colores, cierra el círculo con una energía luminosa.

Lejos de caer en lo simbólico o literal, «Cromático» se destaca por su vitalidad, imaginación y destellos de humor. La puesta en escena, a cargo de Graciela Galán (escenografía y vestuario), la música de Nicolás Di Lorenzo y las luces de Alberto Lemme, contribuyen a crear un universo visual y sonoro cautivante. Entre los intérpretes, se lucen Antonella Zanutto como la Mujer de blanco, y Juan Camargo como el Hombre de negro, ambos con actuaciones sobresalientes.

Un equipo que brilla

El trabajo colectivo de la compañía es, una vez más, motivo de elogio. Su madurez artística, capacidad técnica y entrega en cada función posicionan al Ballet del San Martín en un lugar de privilegio dentro del panorama de la danza contemporánea. El ciclo, que continuará hasta el 16 de noviembre en la avenida Corrientes 1530, promete seguir sorprendiendo y emocionando al público con su excelencia.