Este domingo, las Madres de Plaza de Mayo despidieron a una de sus integrantes más queridas y emblemáticas: Azucena Díaz. Reconocida por su incansable lucha en defensa de los derechos humanos, la organización la recordó como ejemplo de humildad y firmeza. A través de sus redes sociales, destacaron su origen tucumano y su vida en Gregorio de Laferrere, en el partido de La Matanza, donde residió durante muchos años.
«Azucena era una Madre muy humilde, nacida en Tucumán, que vivía desde hace muchos en Gregorio de Laferrere, partido de La Matanza. Tenía mucha fuerza y era muy firme en sus convicciones. Así la recordaremos», expresaron desde la cuenta oficial de la asociación, resaltando así las cualidades personales y el compromiso que mantuvo a lo largo de su vida.
El impacto de su figura trascendió el ámbito de la organización. Hijos Capital, la agrupación formada por hijas e hijos de desaparecidos, también le dedicó un sentido mensaje en redes sociales donde subrayaron el dolor de la pérdida y la importancia de su legado. «Hasta siempre Azucena Díaz. Integrante de Madres de Plaza de Mayo. Su hijo Manuel Taján fue desaparecido por el terrorismo de Estado el 24 de marzo de 1976 en Tucumán. Era jornalero y dirigente sindical en el ingenio azucarero Concepción», recordaron en su publicación, haciendo eco de la historia personal que marcó el comienzo del activismo de Díaz.
El ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, se sumó a las muestras de afecto y reconocimiento. En su cuenta de X, expresó su pesar por la partida de la referente: «Con profundo dolor despedimos hoy a Azucena Díaz, Madre de Plaza de Mayo y luchadora incansable por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Seguiremos honrando su ejemplo y su legado». El funcionario del gabinete de Axel Kicillof reafirmó así el compromiso estatal con la memoria de quienes, como Díaz, protagonizaron la defensa de los derechos humanos desde la sociedad civil.
La historia de Azucena Díaz está marcada por la tragedia y la militancia. Su hijo, Manuel Taján, fue secuestrado y desaparecido el 24 de marzo de 1976 en Tucumán, en el marco del terrorismo de Estado instaurado por la última dictadura militar argentina. Taján no solo era jornalero sino también un reconocido dirigente sindical en el ingenio azucarero Concepción, lo que lo convirtió en blanco de la represión estatal.
La desaparición de su hijo impulsó a Azucena a sumarse a las Madres de Plaza de Mayo, grupo emblemático de resistencia que, desde finales de los años 70, reclamó la aparición con vida de sus hijos y justicia para las víctimas del terrorismo de Estado. Desde entonces, se mantuvo firme en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, valores que guiaron su vida y que la convirtieron en un símbolo para nuevas generaciones de militantes y defensores de los derechos humanos.
En reconocimiento a su trayectoria, en 2024 la Comisión de Derechos Humanos del Senado bonaerense la declaró Personalidad Destacada de los Derechos Humanos, un homenaje que consolidó su lugar en la historia argentina contemporánea. Este reconocimiento fue celebrado por organizaciones sociales y referentes del arco político, quienes valoraron su perseverancia y la importancia de su testimonio.
El fallecimiento de Azucena Díaz deja una profunda huella en la lucha por los derechos humanos en Argentina, pero también un legado de coraje y compromiso que seguirá inspirando a quienes buscan justicia y reparación. Su vida, marcada por la pérdida y la dignidad, es un recordatorio del valor de la memoria y la persistencia frente a la adversidad.


