Darío Benedetto, uno de los nombres más resonantes del fútbol argentino en la última década, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su carrera. A sus 35 años, el delantero que supo brillar en Boca Juniors y que fue protagonista en finales inolvidables, acaba de quedar libre tras la rescisión de su contrato con Newell’s Old Boys, luego de apenas nueve partidos jugados y sin haber podido romper una extensa racha negativa.
El paso de Benedetto por la institución rosarina se dio en un contexto adverso. Newell’s, sumido en una profunda crisis tanto futbolística como institucional, intenta evitar un descenso que aún no es una certeza sólo porque restan tres fechas para el final del campeonato. El equipo, que recientemente despidió a Cristian Fabbiani como director técnico y ahora es conducido por Lucas Bernardi, busca renovar su plantel en medio de la incertidumbre y la presión constante.
La salida del «Pipa» se enmarca en este proceso de reconstrucción, pero también responde a su propio presente: Benedetto atraviesa una de las peores rachas de su carrera profesional. Su último gol se remonta al 5 de febrero del año pasado, cuando todavía jugaba en Boca. Desde entonces, acumula 40 partidos sin convertir, una sequía inusual para quien llegó a igualar a históricos goleadores xeneizes como Paulo Valentim con 71 tantos y situarse entre los más importantes del club, compartiendo la 19ª posición del ranking junto a otros ídolos.
En este lapso de infortunio, Benedetto intentó relanzar su carrera probando suerte en distintas ligas y clubes: tras dejar Boca, tuvo breves pasos por el Querétaro de México (8 partidos), el Olimpia de Paraguay (13 partidos) y finalmente Newell’s, donde no pudo romper la mala racha en 9 presentaciones. Su etapa en Paraguay terminó con insultos de los hinchas, y en Rosario nunca llegó a ser el jugador determinante que esperaban.
El presente de Benedetto contrasta de forma llamativa con su pasado reciente. Supo ser pieza clave en el Boca multicampeón, donde celebró seis títulos, además de haber ganado otros cuatro entre su paso por Arsenal y América de México. Su explosión como goleador lo catapultó hasta la Selección Argentina en las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2018, cuando Jorge Sampaoli lo incluyó en el esquema que giraba en torno a Lionel Messi. Sin embargo, quedó fuera de la lista final para la Copa del Mundo, un golpe del que nunca terminó de recuperarse del todo.
El paso de Benedetto por Europa también tuvo sus luces y sombras. Tras su exitoso primer ciclo en Boca, fue transferido al Olympique de Marsella por una cifra millonaria. Luego recaló en el Elche de España, donde su carrera comenzó a perder impulso. En 2022, volvió a Boca con la palabra «Lealtad» tatuada en la cabeza y la esperanza de redimirse tras la dolorosa derrota en la final de la Copa Libertadores 2018 ante River en Madrid, una imagen que todavía lo persigue, especialmente por aquel recordado gesto al convertir el primer gol del partido.
Sin embargo, su regreso no estuvo a la altura de las expectativas y su rendimiento fue decayendo con las temporadas. El último año marcó el punto más bajo, con episodios que reflejan su desconexión: en septiembre, durante un partido ante Belgrano con Newell’s, demoró la ejecución de un penal por no escuchar al árbitro y terminó rematando suavemente a las manos del arquero. Ese instante sintetiza el difícil momento que atraviesa.
Mientras Rosario Central disfruta de la ilusión que genera la figura de Ángel Di María, en Newell’s la salida de Benedetto es un capítulo más de un ciclo que no encuentra rumbo. El «Pipa», con diez títulos en su haber y un nombre grabado a fuego en la historia de Boca, enfrenta el desafío más grande de su carrera: reencontrarse con el gol y, sobre todo, con la confianza en sí mismo.


