La exportación de carne argentina a Estados Unidos volvió al centro de la escena tras declaraciones de Brooke Rollins, secretaria de Agricultura durante la presidencia de Donald Trump, quien aseguró que su país compraría poca carne vacuna argentina debido a supuestos problemas sanitarios. Esta afirmación generó una inmediata respuesta desde el sector ganadero local, que defendió la calidad y el estatus sanitario del producto argentino.
Todo comenzó cuando Rollins justificó ante la prensa estadounidense que cualquier acuerdo para ampliar las importaciones de carne argentina requeriría estrictos controles sanitarios. Según la funcionaria, Argentina tendría dificultades con la fiebre aftosa, una enfermedad que afecta al ganado y cuya presencia obliga a aplicar restricciones al comercio internacional. Rollins planteó la protección del rodeo estadounidense como prioridad y recordó que el Departamento de Agricultura mantiene una política de vigilancia tanto para la fiebre aftosa como para otras amenazas, como el gusano barrenador proveniente de México.
En sus declaraciones, Rollins advirtió que la cuota de carne argentina que podría ingresar al mercado norteamericano sería limitada. «Vamos a asegurarnos de que nuestra industria ganadera esté protegida, pero este es un mercado muy matizado y muy complejo», sostuvo, y añadió que esperan obtener más información en los próximos días, aunque adelantó que el volumen de compras sería reducido.
Las palabras de Rollins provocaron la reacción de Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA). En diálogo con Radio Mitre, Pino desestimó de plano la existencia de brotes de fiebre aftosa en el país y cuestionó el grado de conocimiento de la exfuncionaria estadounidense sobre la situación sanitaria local. «La señora está mal informada», sentenció el dirigente ruralista, quien remarcó que el territorio argentino al sur del Río Colorado está libre de fiebre aftosa sin necesidad de vacunación, mientras que al norte se mantiene el estatus de libre con vacunación, ambos reconocidos a nivel internacional.
Pino fue más allá y recordó que hace más de 24 años que Argentina no registra brotes de fiebre aftosa gracias a una campaña activa de prevención y vacunación. «A la señora habría que decirle que hace más de 20 o 30 años que, por suerte, no tenemos ningún problema con esa enfermedad que tanto daño le hace a la ganadería. Si no existe, es porque trabajamos bien, de manera consciente», subrayó el titular de la SRA.
El dirigente atribuyó las declaraciones de Rollins a una falta de información y minimizó la polémica. «A veces la gente dice cosas y no chequea», consideró, aunque también valoró la intención del gobierno estadounidense de aumentar las compras de carne argentina, lo que calificó como «una gran noticia» para el sector. En tono irónico, Pino concluyó: «Hay que llamar a la señora y darle tranquilidad, no más».
Actualmente, Argentina exporta carne de calidad a Estados Unidos, a pesar de que ese país es uno de los mayores productores y exportadores del mundo. La controversia surge en un contexto en el que los productores ganaderos estadounidenses han manifestado su rechazo a la importación de carne argentina, en parte por cuestiones sanitarias y también por la preocupación de mantener la competitividad de la industria local.
El debate sobre las condiciones de importación y los estándares sanitarios promete continuar en los próximos días, mientras ambos países exploran nuevas oportunidades comerciales en el mercado de la carne.


