El mapa político argentino sufrió un sacudón tras las elecciones legislativas del domingo, que consagraron a La Libertad Avanza (LLA) como la gran vencedora y detonaron una ola de autocrítica y disputas internas en el peronismo. La derrota peronista, inesperada incluso para los más pesimistas, dejó heridas abiertas, cuestionamientos cruzados entre referentes históricos y una caída histórica en la representación parlamentaria.
El bloque peronista en el Senado quedó reducido a solo 28 bancas, el número más bajo desde 1993, según datos oficiales. Esta pérdida de peso institucional marca un antes y un después en la historia reciente del Partido Justicialista (PJ), que durante décadas supo ser la fuerza dominante en la Cámara Alta, independientemente de si ejercía el oficialismo o la oposición.
El día después de la derrota estuvo marcado por el desconcierto y la búsqueda de explicaciones. Dirigentes y legisladores reconocieron no entender del todo las razones del retroceso respecto a las primarias de septiembre. Algunos propusieron estudios de focus group para intentar descifrar el mensaje de las urnas.
Reproches y pases de factura: Cristina, Máximo y Kicillof en el centro
La crisis del PJ se hizo visible en la provincia de Buenos Aires, su bastión histórico y electoral. La interna estalló con reproches a Axel Kicillof, gobernador bonaerense, por haber decidido desdoblar las fechas de las elecciones locales y nacionales. Sectores cercanos a Cristina Kirchner lo responsabilizan por la caída en la performance electoral, aunque Kicillof defendió su decisión y argumentó que «el desdoblamiento no produjo una pérdida de votos».
Lucas Ghi, intendente de Morón, respaldó a Kicillof y destacó que la estrategia permitió capitalizar liderazgos municipales en septiembre, aunque reconoció que en octubre la participación creció y favoreció a LLA.
Las tensiones también salpicaron a Máximo Kirchner, presidente del PJ bonaerense, quien fue blanco de críticas a través de carteles que aparecieron en la sede partidaria de La Plata: «El Partido Justicialista no es tu monarquía» y «Basta de herederos y bendecidos», rezaban los afiches. La renovación de autoridades del PJ bonaerense, prevista para fin de año, aparece ahora cruzada por una fuerte disputa interna.
La ex senadora Hilda “Chiche” Duhalde sumó una voz crítica y advirtió que la falta de liderazgo y la incapacidad dirigencial podrían llevar al PJ a «desaparecer». Duhalde apuntó especialmente contra Máximo y Cristina Kirchner, y cuestionó la legitimidad de Máximo para conducir el partido provincial.
Fragmentación y autocrítica
El peronismo también enfrenta reproches por la fragmentación del voto. Horacio Pietragalla Corti, diputado nacional electo por Fuerza Patria en Esteban Echeverría, responsabilizó al intendente Fernando Gray por haber priorizado «intereses personales» con su candidatura, lo que a su entender favoreció a LLA y debilitó al campo nacional y popular. En ese distrito, LLA obtuvo el 36% de los votos, seguido por Fuerza Patria con el 28% y Gray con el 21%.
En medio de los cuestionamientos, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, destacó que el peronismo obtuvo en esta elección su mayor porcentaje de votos en comicios de medio término en la provincia, aunque reconoció que la derrota no los deja contentos. Bianco relativizó críticas internas y valoró el trabajo territorial de los intendentes.
La visión de los ganadores y el futuro parlamentario
Desde el oficialismo, la lectura fue opuesta. Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, interpretó el resultado como un «voto de confianza» y sostuvo que la sociedad expresó su deseo de no volver al pasado. Menem planteó que este nuevo escenario les otorga una posición de fortaleza para impulsar reformas que habían quedado pendientes por falta de mayoría.
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad y senadora electa por LLA, subrayó su objetivo de avanzar con la baja de impuestos regresivos, la modernización del sistema laboral y la reforma del código penal. Además, planteó la necesidad de dialogar con sectores que hasta ahora se posicionaron como «tercera vía», buscando consensos para profundizar el cambio.
Entre las razones del triunfo libertario, dirigentes como Diego Santilli y Miriam Niveyro destacaron el aumento de la participación electoral en octubre y el papel de la Boleta Única de Papel en la transparencia del proceso. Kelly Olmos, ex ministra peronista, consideró que el voto a LLA fue impulsado en parte por el miedo a una crisis económica similar a la de 2001 y por la campaña oficialista que instaló ese temor.
De cara al futuro, la fragmentación y la crisis de liderazgo desafían a un peronismo que, por primera vez en décadas, se enfrenta a un escenario parlamentario adverso y a la necesidad urgente de redefinir su rumbo político.


