El mercado de la soja vivió una jornada de gran movimiento este jueves, luego de que el precio internacional del grano superara los u$s400 por tonelada en el mercado de Chicago. El repunte se produjo tras el anuncio del Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, quien confirmó que China planea adquirir hasta 12 millones de toneladas de soja estadounidense antes de enero, y mantener compras anuales de 25 millones de toneladas durante los próximos tres años.
La noticia fue recibida con optimismo por los productores agrícolas norteamericanos, quienes venían enfrentando precios deprimidos y una demanda internacional en descenso desde el inicio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China en 2018. Sin embargo, los analistas advierten que este alivio podría ser solo temporal y no modifica el panorama de fondo para el sector agrícola estadounidense.
El efecto Trump-Jinping y la reacción de los mercados
El anuncio de Bessent llegó pocas horas después de una reunión bilateral entre el presidente estadounidense Donald Trump y su par chino Xi Jinping. Tras el encuentro, Trump celebró en redes sociales que China autorizaría la compra de grandes cantidades de soja, sorgo y otros productos agrícolas de Estados Unidos, y animó a los agricultores de su país a invertir en más tierras y equipamiento.
En los mercados, la reacción inicial fue de volatilidad. Los futuros de la soja en Chicago, que habían registrado bajas del 1% antes del anuncio, revirtieron la tendencia y cerraron el día con una suba del 1%, alcanzando los u$s400,96 por tonelada. Sin embargo, el entusiasmo se fue moderando hacia el cierre, reflejando la cautela de los operadores.
¿Un respiro limitado para los «farmers»?
Consultada por Ámbito, la analista agropecuaria Marianela de Emilio explicó que la novedad «abre la puerta a un mercado más normal», pero recordó que el ritmo previo de intercambio entre ambos países ya venía en retroceso desde hace una década, y especialmente tras los primeros conflictos arancelarios de 2018. «Lo único que logra el acuerdo es restablecer cierto aire para los productores estadounidenses, pero la situación de fondo no cambia», señaló.
En la misma línea, el consultor Javier Preciado sostuvo que la noticia es positiva para los productores de Estados Unidos, que estaban cosechando con precios castigados y ahora recuperan a su principal cliente. Sin embargo, advirtió que el poder de negociación sigue en manos de China, que absorbe entre 24 y 30 millones de toneladas de soja estadounidense por año, y parece haber estabilizado sus importaciones en torno a las 110 millones de toneladas anuales.
Impacto desigual en Sudamérica
El acuerdo entre China y Estados Unidos tiene repercusiones directas en Sudamérica, la otra gran región productora de soja a nivel mundial. Preciado indicó que la noticia representa un desafío especialmente para Brasil, el principal exportador de poroto de soja, ya que la vuelta de Estados Unidos como proveedor preferente de China podría presionar los precios a la baja en el país vecino.
Para Argentina, en cambio, el impacto sería más acotado o incluso beneficioso. De Emilio detalló que el mercado local suele replicar las subas internacionales de Chicago y, aunque la Argentina exporta principalmente harina de soja, los aumentos en el precio internacional suelen trasladarse al mercado local. «Si Chicago mejora, Argentina mejora», resumió la analista.
El futuro de la soja, entre dudas y oportunidades
A pesar del alivio inmediato para los productores estadounidenses, los especialistas coinciden en que el panorama a largo plazo sigue siendo incierto. La concentración de la demanda china y la falta de crecimiento en sus compras generan dudas sobre la sostenibilidad de los precios actuales. Mientras tanto, el mercado global de la soja observa con atención cada movimiento entre las potencias, sabiendo que un giro en la relación comercial puede cambiar el tablero para todos los jugadores.

 
                                    
