Bajo un cielo amenazante y con el peso de una temporada irregular, Boca Juniors llegaba a La Bombonera con la urgencia de un triunfo que lo mantuviera en la pelea por el único título que le queda en el horizonte. Tras la ausencia de Miguel Ángel Russo por licencia médica, el equipo fue conducido por Claudio Ubeda, quien presentó un once ofensivo y dinámico, con el objetivo claro de superar a Newell’s y afianzarse como líder de la Zona A.
Desde el pitazo inicial, Boca se mostró superior en todos los aspectos. Repitiendo la intensidad y el despliegue que había exhibido dos semanas atrás frente a Central Córdoba, pero con una notable diferencia: esta vez, el resultado acompañó al rendimiento. El equipo xeneize apostó por un esquema 4-4-2, con Brian Aguirre y Alan Velasco ocupando las bandas y laterales lanzados al ataque, mientras que en el centro del campo, Leandro Paredes y Rodrigo Battaglia controlaron el juego. Arriba, la dupla de Milton Giménez y Miguel Merentiel fue letal.
La apertura del marcador no tardó en llegar. Juan Barinaga, incisivo por la derecha, desbordó y envió un centro preciso que encontró la cabeza de Giménez, quien superó al colombiano Jherson Mosquera para poner el 1-0. Boca, dueño de la posesión (alcanzando un 72% en el primer tiempo), siguió presionando y generando peligro por las bandas. El segundo tanto nació nuevamente en los pies de Barinaga, que habilitó a Giménez. El delantero asistió a Merentiel, cuyo remate fue desviado por Espínola, pero el rebote favoreció a Giménez, quien no perdonó y firmó su doblete.
Newell’s, dirigido por Cristian Fabbiani, llegó a La Bombonera con un planteo conservador, formando una línea de cinco defensores y cuatro volantes, dejando aislado en ataque a Carlos González. Sin embargo, el plan se desmoronó rápidamente ante la presión implacable de Boca. El equipo rosarino apenas inquietó a Agustín Marchesín con un par de aproximaciones antes del descanso.
Sobre el cierre de la primera etapa, Ayrton Costa protagonizó una jugada clave: desbordó por la izquierda, Velasco probó desde afuera, Espínola tapó dos veces más ante Giménez y finalmente, Costa cabeceó el tercer gol, consolidando la goleada antes del entretiempo.
En el inicio del complemento, Fabbiani intentó cambiar el rumbo realizando tres modificaciones, pero Boca no le dio respiro. Apenas comenzada la segunda mitad, Velasco habilitó a Giménez, que eludió al arquero y cedió a Blanco, quien asistió a Aguirre para el 4-0. El propio Blanco, ex Rosario Central y con el escudo canalla tatuado, sumó el quinto con un potente zurdazo que se filtró entre las piernas del arquero visitante.
Con la diferencia abultada, Ubeda aprovechó para dar minutos a Williams Alarcón, Exequiel Zeballos y Ander Herrera. Boca pudo haber ampliado la cuenta, pero Espínola evitó nuevas caídas de su arco. Newell’s, por su parte, solo logró discutir la posesión en los minutos finales sin inquietar a Marchesín.
El 5-0 final no solo le devolvió la sonrisa a la hinchada xeneize, sino que significó un hito histórico: Boca no conseguía semejante victoria en su estadio desde 1995, cuando goleó a Independiente bajo la lluvia. En un momento crítico de la temporada, el equipo se reencuentra con su mejor versión y renueva las ilusiones de cara a la clasificación a la Libertadores 2026 y la búsqueda del ansiado título local.
