La selección argentina superó por la mínima a Venezuela en un partido amistoso disputado en el Hard Rock Stadium de Miami, un escenario que reflejó poco entusiasmo con solo un 20% de su capacidad ocupada, alrededor de 10.000 espectadores. La ausencia de Lionel Messi, quien presenció el encuentro desde un palco acompañado por su familia, marcó la previa de un encuentro pensado más para probar futbolistas que para el lucimiento colectivo.

Con Lionel Scaloni al mando, el combinado albiceleste utilizó el compromiso para dar minutos a jugadores menos habituales. Nicolás Paz, de destacadas actuaciones en Italia, ocupó el lugar de Messi y mostró destellos de su talento en el mediocampo, especialmente en combinación con Enzo Fernández. Sin embargo, el ritmo de Argentina fue decayendo con el correr de los minutos, tanto por las dificultades para romper el planteo rival como por la escasa oposición de una Venezuela renovada.

El conjunto vinotinto llegó a Estados Unidos con Oswaldo Vizcarrondo como entrenador interino, en reemplazo de Fernando Batista. A pesar de la diferencia de jerarquía, el equipo caribeño supo complicar por momentos, especialmente en una ocasión clara antes del gol argentino, cuando Alejandro Márques desperdició un remate a escasos metros del arco tras una mala salida de Emiliano «Dibu» Martínez.

El único tanto de la noche llegó a los 31 minutos del primer tiempo. Giovani Lo Celso, uno de los futbolistas más lúcidos del mediocampo, recogió un pase de Lautaro Martínez y definió con precisión ante el arquero venezolano José Contreras. Antes de esa acción, Lautaro había contado con chances claras, pero se topó repetidamente con la figura de Contreras, quien evitó en varias oportunidades el segundo grito argentino.

Scaloni aprovechó el amistoso para observar el rendimiento de futbolistas como Marcos Senesi, aunque el defensor tuvo poca participación debido a la escasa exigencia ofensiva de Venezuela. En el tramo final, el entrenador optó por dar minutos a Giuliano Simeone, Nicolás González y Leonardo Balerdi, dejando sin debut a José López, Lautaro Rivero y Aníbal Moreno.

La propuesta argentina se sostuvo en la seriedad de sus jugadores, que más allá del bajo perfil del encuentro no relajaron la entrega. Casos como el de Nicolás Tagliafico, quien se esforzó para corregir errores propios, y Enzo Fernández, que pidió constantemente la pelota, reflejan la mentalidad competitiva que Scaloni ha inculcado en el plantel. «Lo que caracteriza a este grupo es la competencia, no dar una pelota por perdida», resumió Lo Celso tras el partido, agregando que el mensaje del cuerpo técnico es no bajar la vara y recordar la responsabilidad que implica vestir la camiseta nacional.

A pesar de la victoria, el encuentro dejó más interrogantes que certezas. La dificultad para concretar las numerosas oportunidades generadas y la falta de rival de jerarquía alimentaron el debate sobre la utilidad de estos compromisos en un calendario tan apretado. Las gestiones de la AFA para organizar amistosos con selecciones de mayor peso siguen sin dar frutos, y la sensación es que tanto jugadores como cuerpo técnico se han resignado a enfrentar rivales de segundo orden en este tipo de fechas FIFA.

En síntesis, el triunfo ante Venezuela sirvió más como banco de pruebas que como termómetro real del momento de la Scaloneta. Con Messi mirando desde afuera y Lautaro Martínez como figura destacada por entrega y ocasiones generadas, Argentina cumplió con una victoria que probablemente quede rápidamente en el olvido, a la espera de desafíos que pongan verdaderamente a prueba el potencial del campeón del mundo.